Le acaricié el rostro y le dije:
—Mira, te quiero más que a nada en el mundo. ¿No te basta eso?
—Sí, es suficiente —contestó, sonriendo—. Suficiente para siempre.
Y se inclinó para presionar una vez más sus labios fríos contra mi garganta.
martes, 25 de noviembre de 2008
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1 comentario:
esta muy genial esta foto y la esculturosa mas ja XD.
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